La Consolidación Contributor(s): Alvarez, Henry (Author) |
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ISBN: 1511651725 ISBN-13: 9781511651721 Publisher: Createspace Independent Publishing Platform OUR PRICE: $15.19 Product Type: Paperback Language: Spanish Published: April 2015 |
Additional Information |
BISAC Categories: - Religion | Christian Ministry - Discipleship |
Physical Information: 0.35" H x 8.5" W x 11" (0.87 lbs) 164 pages |
Themes: - Religious Orientation - Christian |
Descriptions, Reviews, Etc. |
Publisher Description: El fundamento de la consolidaci nNada es m s obvio y, sin embargo, se olvida m s, que la aplicaci n de este principio. Por su misma naturaleza, no llama la atenci n, y uno tiende a pasar por alto los lugares comunes. Pero Jes s no quiso que pasara inadvertido para sus disc pulos. Durante los ltimos d as de su vida, el Maestro sinti especial necesidad de cristalizar en la mente de ellos lo que hab a estado haciendo. Por ejemplo, en una ocasi n, digiri ndose a los que lo hab an seguido por tres a os, Jes s dijo: "Y vosotros dar is testimonio tambi n, porque hab is estado conmigo desde el principio" (Jn. 15:27). Sin jactancia y sin que el mundo se diera cuenta, Jes s daba a entender que hab a estado preparando a hombres para que fueran testigos suyos despu s de que se hubiera ido, y el m todo que sigui para ello fue simplemente el de estar "con ellos". En realidad, como dijo en otra ocasi n, por haber "permanecido con" l en las tentaciones, fueron escogidos para ser l deres de su reino eterno en el que iban a comer y beber a su mesa, y a sentarse en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Luc. 22:28-30).Ser a err neo concluir, sin embargo, que este principio de consolidaci n personal se puso en pr ctica s lo en el caso del grupo apost lico. Jes s se concentr en estos pocos escogidos, pero en grados distintos manifest la misma preocupaci n por otros que lo siguieron. Por ejemplo, fue a la casa de Zaqueo despu s de que ste se hubo convertido en la calle de Jeric (Luc. 19:7), y pas unas horas con l antes de abandonar la ciudad. Despu s de la conversi n de la mujer junto al pozo en Samaria, Jes s permaneci por dos d as en Sicar para instruir a los hombres de esa comunidad que "creyeron en l por la palabra de la mujer", y como resultado de esa asociaci n personal con ellos "creyeron muchos m s", no por el testimonio de la mujer sino por lo que ellos mismos oyeron de los labios del Maestro (Jn. 4:39-42). A menudo, alguien que recib a alguna ayuda del Maestro se un a al grupo que segu a a Jes s, como por ejemplo, Bartimeo (Mat. 20:34; Mar. 10:52; Luc. 18:43). De este modo muchos se unieron al grupo apost lico, como lo demuestran los setenta que andaban con l en la parte final de su ministerio en Judea (Luc. 10:1, 17). Todos estos creyentes recibieron atenci n personal, y esto lo permite la consolidaci n. Coleman, R. (2004). Plan supremo de evangelizaci n. (J. M. Blanch, Trans.) (pp. 34-35). El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones]. |