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Santos Degollado: Rector, Gobernador, Secretario de Estado, Ministro de la Corte
Contributor(s): Herrera Pena, Jose (Author)
ISBN: 1511773227     ISBN-13: 9781511773225
Publisher: Createspace Independent Publishing Platform
OUR PRICE:   $8.50  
Product Type: Paperback
Language: Spanish
Published: April 2015
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Additional Information
BISAC Categories:
- Biography & Autobiography | Historical
Physical Information: 0.42" H x 5" W x 7.99" (0.45 lbs) 184 pages
 
Descriptions, Reviews, Etc.
Publisher Description:
Su nica ambici n era la "oscuridad" de su vida acad mica. Adem s de Catedr tico, fue Regente del Colegio de San Nicol s de Hidalgo, de Morelia, fundado en 1540 por Vasco de Quiroga, del cual Miguel Hidalgo y Costilla hab a sido Catedr tico durante veinte a os y Rector de 1787 a 1792. Cerrado el Colegio desde 1811, ser a restablecido en 1847 por Melchor Ocampo, Gobernador de Michoac n, mientras las tropas norteamericanas ocupaban la mayor parte del territorio mexicano. A su pesar, abandon sus amados libros, primero, para asumir el Gobierno de Michoac n, y luego, para empu ar las armas. Aunque llamado "el h roe de las derrotas", triunf en dos guerras: la de Ayutla (1854-1855) bajo las rdenes de Juan lvarez, y la de Reforma (1858-1859), en la que fue Comandante en Jefe del Ej rcito Constitucional nombrado por el Presidente provisional de la Rep blica Benito Ju rez. Adem s, dej creadas las condiciones para ganar una tercera guerra: la de la Intervenci n Francesa. Fue Gobernador de Michoac n y de Jalisco; Diputado al Congreso Constituyente de 1857 que promulg la Constituci n Pol tica de los Estados Unidos Mexicanos de 5 de febrero de 1857; primer Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Naci n, de la cual fue Presidente Benito Ju rez, y Ministro de Gobernaci n, de Guerra y de Relaciones Exteriores del Gobierno provisional de ste. En el apogeo de su carrera pol tica y militar fue destituido de su cargo, y al mismo tiempo, aclamado por el Ej rcito Constitucional victorioso, creado por l, al cual salud desde el balc n central del Palacio Nacional. Al declararse el Consejo de Guerra incompetente para juzgarlo, su caso fue sometido al Congreso, y ste, en lugar de convertirse en rgano de acusaci n ante la Suprema Corte de Justicia de la Naci n, lo declar h roe.