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Como vivir, amar... y ser feliz sin hacerse viejo: El arte de vivir mucho..., es aprender a vivir poco a poco y sin afanes necios.
Contributor(s): Soto Guillén, Fernando (Illustrator), Bedoya Martínez, Jaime (Author)
ISBN: 1521936161     ISBN-13: 9781521936160
Publisher: Independently Published
OUR PRICE:   $10.44  
Product Type: Paperback
Language: Spanish
Published: July 2017
Qty:
Additional Information
BISAC Categories:
- Fiction | Coming Of Age
Physical Information: 0.17" H x 6" W x 9" (0.27 lbs) 84 pages
Themes:
- Topical - Adolescence/Coming of Age
 
Descriptions, Reviews, Etc.
Publisher Description:
La nica manera de vivir, amar y ser feliz sin llegar a viejos... es mantener siempre una mente positiva, un esp ritu creativo y una predisposici n insobornable para mantenernos en permanente acci n espiritual y humana, ya que la decrepitud de la ancianidad o lo que llamamos vejez viene por la inactividad, tal como no lo ense ara el famoso y renombrado pintor renacentista Tiziano en este hermoso ejemplo, ya que le escribi al Rey de Espa a, dici ndole: "Tengo 95 a os y pinto mejor que nunca." El Rey lo contrat y en tres a os pint la famosa "Batalla de Le panto" que es inmortal. Y el secreto de vivir mucho tiempo y l cidamente, consiste en forjar hermosos ideales y tratar de vivir sin maratones, serenamente sin vivir contra-reloj y sin luchar contra el tiempo y salvando las dificultades que se presenten con tranquilidad y optimismo. A la vez que debemos seguir el sabio pensamiento del fil sofo alem n Hegel: "La vida tiene su valor, s lo cuando hacemos que valga la pena vivirla." Vivir moralmente que equivale a vivir muchas veces, cimentados en los valores y practicando las peque as virtudes que nos hacen personas especiales, nos hacen vivir tambi n m s apreciados por los dem s y sentirnos tiles y seres sociales integrales, y por ende alcanzamos un mejor ndice de vida y nos hacen mantener por fuera de los lances escabrosos y de las aventuras peligrosas, puesto que aprendimos que la primera naturaleza de una persona sensata son las virtudes que a la vez sirven de ejemplo. Y las virtudes deben ser comunes al pueblo como a los mandatarios si se practica una aut ntica democracia y nos han legado una sapiente cultura social y humana, y cuando aprendemos adem s que no hay otra ganancia ni otro xito superior, ni m s espiritual y humano que el xito y las ganancias de los dem s, cuando uno ha sido ese gran art fice, ya que ello nos hace sentir tiles y remozar el alma y el coraz n. Sabemos, por otro lado, que hay que aprender a ser viejos, porque no se llega de golpe. Es toda una pedagog a que debi ramos ir recibiendo del mundo de los seres m s maduros. Aprender a encontrar en la imagen del anciano la figura de un dios humanado, del sabio, del buen consejero, del que lleva consigo toda una experiencia de la vida. Educar a las gentes para que los ancianos est n insertos en el lugar que les corresponde dentro de la familia como lugar de amistad y de encuentro; no margin ndolos, ni pensando que son seres ya in tiles, que molestan o que estorban. La sociedad, hasta ahora, ha dado una gran importancia al mundo de la pediatr a y de la superficialidad, sin reparar demasiado en la geriatr a y mucho menos en la sabidur a. Es aquello de pensar que vale m s preparar una buena m quina para que rinda mucho, pues se piensa que una m quina vieja ya no produce y hay que retirarla. Un ni o es un proyecto que no sabemos si querr o podr realizarse aunque es muy plausible todo lo que se haga por l. El viejo, cargado de vida, de sabidur a, de sufrimientos, de experiencia, de constancia y de vencimientos... para ser honesto toda una existencia, es todav a m s digno: es una realidad que, en un orden ontol gico, tiene m s peso que una pura posibilidad como lo afirman los estudiosos de la larga existencia humana que puede superar los 120 a os con una buena calidad de vida y de amor. Los hombres, seres temporales, tenemos el presente. Sabemos cuando nacimos, y a partir de esta fecha sumamos a os; pero no sabemos cuando moriremos. Si supi ramos esta fecha, ir amos restando a os. Desde este punto de vista, un joven es m s viejo -est m s cerca de la muerte- que un viejo que convive con l y el que ya ha creado sus propias defensas, porque si ha pasado su media centuria tiene cuerda para muchos a os m s. Tenemos que reflexionar en el hecho de ser due os tan s lo del presente; es decir, de las cosas tal como son. Con una simult nea convivencia de gentes de distintas edades que tienen que enco